Una Joya Aromática con Historia.
El clavo de olor, una de las especias más antiguas y apreciadas del mundo, es conocido por su perfil aromático intenso y envolvente. Originario de las Islas Molucas en Indonesia, este pequeño botón floral seco ha conquistado la cocina y la perfumería por igual, gracias a su complejidad olfativa.
Un Aroma Potente y Distintivo
El perfil aromático del clavo de olor se define principalmente por su componente químico más prominente: el eugenol, que constituye aproximadamente entre el 70% y el 85% de su composición. Este compuesto le otorga un aroma cálido, picante y ligeramente amaderado, con un fondo dulce que recuerda al bálsamo.
Notas Olfativas
Además del eugenol, el clavo de olor contiene trazas de acetato de eugenilo y cariofileno, que añaden matices herbales, terrosos y un toque de frescura que equilibra su potencia inicial. Esta combinación crea un carácter complejo, con una base robusta y un final elegante y dulce, que evoca sensaciones tanto estimulantes como reconfortantes.
El clavo de olor se puede describir en tres capas principales:
- Notas altas: frescura especiada con un leve toque medicinal.
- Notas medias: calidez picante con matices dulces y florales.
- Notas de fondo: acordes amaderados y terrosos, con un dulzor persistente.
Un Aroma Versátil
Gracias a su intensidad, el clavo de olor se utiliza con moderación, ya sea para aromatizar platos como curris, pasteles o estofados, o para aportar profundidad a perfumes y ambientadores. También se encuentra en remedios naturales, donde su aroma evoca limpieza y pureza.
Un Viaje Sensorial y Cultural
El clavo de olor no es solo una especia, sino una experiencia sensorial. Desde las cocinas asiáticas hasta las navidades europeas, su perfil aromático ha tejido un vínculo entre culturas, generaciones y recuerdos.
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